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| TEOFRASTO "CONSIDERADO PADRE DE LA BOTÁNICA" |
Desde la antigüedad, el estudio de los vegetales se ha
abordado con dos aproximaciones bastante diferentes: la teórica y la
utilitaria. Desde el primer punto de vista, al que se denomina Botánica pura,
la ciencia de las plantas se erigió por sus propios méritos como una parte
integral de la Biología. Desde una concepción utilitaria, por otro lado, la
denominada Botánica aplicada era concebida como una disciplina subsidiaria de
la Medicina o de la Agronomía. En los diferentes períodos de su evolución una u
otra aproximación ha predominado, si bien en sus orígenes —que datan del siglo
VIII a. C.— la aproximación aplicada fue la preponderante.29
La Botánica, como muchas otras ciencias, alcanzó la primera
expresión definida de sus principios y problemas en la Grecia clásica y,
posteriormente, continuó su desarrollo durante la época del Imperio romano.30
Teofrasto, discípulo de Aristóteles y considerado el padre de la Botánica, legó
dos obras importantes que se suelen señalar como el origen de esta ciencia: De historia
plantarum (‘Historia de las plantas’) y De causis plantarum (‘Sobre las causas
de las plantas’).31 Tras la caída del Imperio en el siglo V, todas las
conquistas alcanzadas en la antigüedad clásica tuvieron que redescubrirse a
partir del siglo XII, por perderse o ignorarse buena parte de ellas durante la
baja Edad Media. La tradición conservadora de la Iglesia y la labor de contadas
personalidades hicieron avanzar, aunque muy lentamente, el conocimiento de los
vegetales durante este período.32
En los siglos XV y XVI la Botánica se desarrolló como una
disciplina científica, separada de la herboristería y de la Medicina, si bien
continuó contribuyendo a ambas. Diversos factores permitieron el desarrollo y
progreso de la Botánica durante estos siglos: la invención de la imprenta, la
aparición del papel para la elaboración de los herbarios, y el desarrollo de
los jardines botánicos, todo ello unido al desarrollo del arte y ciencia de la
navegación que permitió la realización de expediciones botánicas. Todos estos
factores conjuntamente supusieron un incremento notable en el número de las
especies conocidas y permitieron la difusión del conocimiento local o regional
a una escala internacional.3334
Impulsada por las obras de Galileo, Kepler, Bacon y Descartes,
en el siglo XVII se originó la ciencia moderna. Debido a la creciente necesidad
de los naturalistas europeos de intercambiar ideas e información, se comenzaron
a fundar las primeras academias científicas.35 Joachim Jungius fue el primer
científico que combinó una mentalidad entrenada en la filosofía con
observaciones exactas de las plantas. Tenía la habilidad de definir los
términos con exactitud y, por ende, de reducir el uso de términos vagos o
arbitrarios en la sistemática. Se lo considera el fundador del lenguaje
científico, el que fue desarrollado más tarde por el inglés John Ray y
perfeccionado por el sueco Carlos Linneo.35
A Linneo se le atribuyen varias innovaciones centrales en la
Taxonomía. En primer lugar, la utilización de la nomenclatura binomial de las
especies en conexión con una rigurosa caracterización morfológica de las
mismas. En segundo lugar, el uso de una terminología exacta. Basado en el
trabajo de Jungius, Linneo definió con precisión varios términos morfológicos
que serían utilizados en sus descripciones de cada especie o género, en
particular aquellos relacionados con la morfología floral y con la morfología
del fruto. No obstante, el mismo Linneo notó las fallas de su sistema y buscó
en vano nuevas alternativas. Su concepto de la constancia de cada especie fue
un obstáculo obvio para lograr establecer un sistema natural ya que esa
concepción de la especie negaba la existencia de las variaciones naturales, las
cuales son esenciales para el desarrollo de un sistema natural. Esta
contradicción permaneció durante mucho tiempo y no fue resuelta hasta 1859 con
la obra de Charles Darwin.35 Durante los siglos XVII y XVIII también se
originaron dos disciplinas científicas que, a partir de ese momento, iban a
tener una profunda influencia en el desarrollo de todos los ámbitos de la
Botánica: la Anatomía y la Fisiología Vegetal.
Las ideas esenciales de la teoría de la evolución por
selección natural de Darwin influirían notablemente en la concepción de la
clasificación de los vegetales. De ese modo, aparecieron las clasificaciones
filogenéticas, basadas primordialmente en las relaciones de proximidad
evolutiva entre las distintas especies, reconstruyendo la historia de su
diversificación desde el origen de la vida en la Tierra hasta la actualidad. El
primer sistema admitido como filogenético fue el contenido en el Syllabus der
Planzenfamilien (1892) de Adolf Engler y conocido más tarde como Sistema de
Engler cuyas numerosas adaptaciones posteriores han sido la base de un marco
universal de referencia según el cual se han ordenado (y se siguen ordenando)
muchos tratados de floras y herbarios de todo el mundo, si bien algunos de sus
principios para interpretar el proceso evolutivo en las plantas han sido
abandonados por la ciencia moderna.36
Los siglos XIX y XX han sido particularmente fecundos en las
investigaciones botánicas, las que han llevado a la creación de numerosas
disciplinas como la Ecología, la Geobotánica, la Citogenética y la Biología
Molecular y, en las últimas décadas, a una concepción de la Taxonomía basada en
la Filogenia y en los análisis moleculares de ADN y a la primera publicación de
la secuencia del genoma de una angiosperma: Arabidopsis thaliana

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